1. Rentabilidad
Los seguros de vida-ahorro tienen un horizonte temporal superior a los depósitos. Los expertos recomiendan hacer aportaciones que se puedan mantener más allá de cinco años. Hoy por hoy, compañías como MetLife ofrecen un rendimiento puede llegar al 10%. Habitualmente, el interés garantizado se revisa trimestralmente, aunque no suele haber grandes cambios.
2. Comisiones
Es uno de los principales factores a tener en cuenta. La entidad o el agente comercializador puede cobrar y también la aseguradora por la gestión. Si las tarifas son caras, pueden dejar en nada el tipo de interés ofrecido.
3. Disponibilidad
Casi todas las aseguradoras incorporan en sus contratos de seguros de vida-ahorro cláusulas para penalizar la retirada de la inversión fuera de los plazos marcados. Esto puede provocar que una disposición temprana del dinero nos haga perder dinero.
4. Fiscalización
De acuerdo a la legislación vigente, al momento del retiro del ahorro, se cobrará el I.R.P.F. sobre los intereses generados.
5. Garantías
Los seguros de ahorro garantizan el 100% del capital invertido, una vez descontados los gastos. El respaldo para recuperar esa inversión está en solvencia de la aseguradora que lo comercializa.
6. Asesoramiento
6. Asesoramiento
Dada la complejidad inherente a algunos de los seguros de ahorro comercializados, la diversidad en los plazos y condiciones y la falta de un índice de rentabilidad común, es conveniente contar con el asesoramiento de un experto de cara a la contratación.

Los seguros de vida con ahorro, mezclan de forma flexible la protección y el ahorro. Su propósito es asegurar el bienestar y la calidad de vida de quienes rodean al asegurado y al mismo tiempo acumular un capital para imprevistos o para cumplir con metas propuestas.
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